sábado, 16 de mayo de 2015

Chocolate Blanco


La historia de cómo un padre y tres reyes enfrentados por un mismo manjar solucionaron las dudas de un niño.

Este es un niño de tan solo siete años que espera con mucho entusiasmo que su padre le venga a buscar al colegio. Vivían a unos veinte minutos caminando del colegio. A Pablo le gustaba el colegio, era un alumno destacado en cuanto a lo académico, a menudo era competitivo con los demás a la hora de responder alguna pregunta o salir a la pizarra. Y a diferencia de los otros niños de la clase, que soñaban con ser policías o bomberos, él quería ser abogado. Pero lo que más le gustaba a Pablo un día de colegio era el momento en que su padre lo recogía. Al levantarse a las ocho y media de la mañana para prepararse ya deseaba que fueran las cinco de la tarde, cosa que le motivaba durante todo el día. Muchos días, pero no todos, Fernando, su padre, le daba un capricho a su hijo dejándole escoger entre los muchos y deliciosos productos que había en la panadería del pueblo. La relación entre Pablo y Fernando era, si pudiera decirse, perfecta. La madre del chico era más estricta, a menudo una imagen soberbia, dura y distante, aunque amaba a su hijo tanto como fuera posible. Pablo no lograba entender el porqué de recibir tanto amor y mano dura a la vez. Por eso se refugiaba en su padre al que veía como una figura ejemplar, un hombre cariñoso, bueno, divertido y contemplativo.

Otro día más en los que Fernando recoge a su hijo. Entran en la panadería.

martes, 24 de marzo de 2015

Vencida. - Confesiones de un mundo oscuro

Gwen se sentía sola, triste y abarrotada. ¿Cómo es posible que unos días atrás tuviera tantas ganas de hacer de todo, de salir y comerse el mundo, de demostrar todo lo que puede hacer… y sin embargo, ahora estar tan apagada?
Realmente, ¿ella está tan mal que depositaba casi todo su bienestar en ese chico? Hablaban cada día, se lo contaban todo, iba a dormir y se levantaba pensado en él… Un desengaño. La ignora.

domingo, 22 de marzo de 2015

Martha e Ricardo I

Un escritor se encuentra ante la situación de querer narrar las historias, problemas y anécdotas de su dia a dia pero el miedo a poner en poder de otros sus sentimientos le impide avanzar...

A Martha le encanta escribir, siempre le ha gustado pero por una serie de hechos muy interesantes, que ahora no averiguaremos, el último año se ha centrado más en reflejar sus pensamientos y sentimientos en el papel. Bien, pues de éste último año que ha cogido la cosa más fuerza, el último mes ya es algo, podría decirse, adictivo. Tras descubrir que podía compartir sus escritos con todo el mundo a través de internet todas las tardes se conectaba al ordenador i buscaba cosas como "web de escritura", "compartir historias" o "página web dónde publicar relatos". Al mismo tiempo se creó una nueva cuenta de Twitter, ya tenía una pero hacía mucho que no entraba y prefería empezar de nuevo. Allí empezó a seguir mucha gente del mundillo de la escritura, sin ser autores de libros o de famosos best-sellers, pero sí gente que la podría ayudar con la escritura en la red. Pues buscando en la red encontró varias páginas dónde uno se registraba y podía colgar sus escritos. En el perfil de ésta página puso su Twitter para ganar más seguidores, igual que en la cuenta de Twitter dónde anunciaba el perfil del portal de escritura. Su primer escrito fue un poema dedicado a su abuelo, que hacía un par de meses que falleció. El poema era claro, sin metáforas ni paralelismos, citaba claramente la muerte de su abuelo. Pero en realidad no era su abuelo el que murió, sino el de Ricardo Gómez. ¿Quién era, es, ese tal Ricardo?

Bella flor que te consumes

Bella flor que te consumes,
Tu reinado a su final se acerca.

Bella flor que te consumes,
El miedo al dolor del vacío nos acecha.

Bella flor que te consumes,
¿Dónde se encuentran los tiempos de abundancia y totalidad?
¿Significa ésta, su ausencia, un adiós para siempre?

Bella flor que te consumes,
La imagen de tus acurados pétalos ahora desaparece,
Y eso a mucho pesar entristece.

Bella flor que te consumes,
Las muchas primaveras que has vivido,
Los muchos fríos inviernos que has resistido.

Bella flor que te consumes,
Dinos, por favor, que aún no abandonas tu reino,
Dinos, por favor que la luz de un nuevo día
Será la que ponga fin a este tormento.